El artesano expresa un diseño, empatiza con el cliente, materializa piezas diferentes, realizadas una a una (no en cadena), busca una identidad individual y realiza un trabajo manual dónde el resultado merece la pena.

No ocasiona impacto ambiental, los residuos son casi inexistentes, se dedican muchas horas, es terapéutico y gratificante.

Debemos consumir más productos artesanales y darles el valor que merecen.